MUERE A LOS 88 AÑOS ALAIN DELON, LA LEYENDA DEL CINE FRANCÉS

El polémico y legendario actor Alain Delon murió hoy domingo 18 de agosto. Tenía 88 años. Fue considerado el mayor seductor de la pantalla francesa, para muchos el hombre más sexy del Siglo XX que encarnó a la perfección a los asesinos impecables y fríos como el hielo, que popularizaron las películas de la nueva ola de los años sesenta.

Sus millones de fans, desde Francia hasta Japón -donde Delon era adorado como un ídolo de la belleza masculina- estaban dispuestos a pasar por alto sus defectos.

El mismo Delon decía: "Je ne suis pas séduisant, je suis charmant ("No soy seductor, soy encantador").

El olor a azufre y su rostro angelical resultaban siendo una combinación irresistible para una larga lista de actrices que se enamoraron de él. En una nota dirigida a Delon con motivo de su cumpleaños 80, una de sus más antiguas amigas, Brigitte Bardot, también icono de los años sesenta, le definió así: "Un águila con dos cabezas... la mejor y la peor".

La leyenda de Delon se inició en 1960, interpretando a niños bonitos asesinos y misteriosos intrigantes en Mediodía púrpura -más tarde rehecha como El talentoso Sr. Ripley- y El gatopardo, de Luchino Visconti (1963).

Tanto Alain Delon como Claudia Cardinale poco pudieron hacer ante la figura portentosa del actor Burt Lancaster como el príncipe Fabrizio di Salina. Alain Delon se despedía de Visconti (un tercer proyecto en común, El extranjero, acabaría frustrándose). En el balance final de la relación, dos obras maestras de la historia del cine y una presentación teatral junto con Romy Schneider dirigidos por el maestro italiano.

"No es un actor normal, Alain Delon. Es un objeto de deseo. Ni siquiera es sexy, ni masculino ni femenino: es una belleza infernal", destacaba el actor Vincent Lindon en un documental en 2012.

Delon sentó las bases de uno de los clichés favoritos de Hollywood -el asesino a sueldo misterioso y cerebral- con su asombrosa interpretación del asesino silencioso en El samurái (1967), de Jean-Pierre Melville.

Todos los directores, desde Martin Scorsese y Queintin Tarantino hasta el hongkonés John Woo, reconocen su deuda con la vida profunda que Delon dio a su elegante asesino.

Ese magnetismo fue oro para los cineastas y muchas de sus películas son monumentos del séptimo arte.

Entre ellas, A pleno sol, de René Clément (1960), que le dio un aura internacional; Roco y sus hermanos (1960) y El Gatopardo (1963), del italiano Luchino Visconti, o La piscina, de Jacques Deray (1969). En esta película, Delon actúa junto a quien formó durante años una pareja glamorosa, Romy Schneider.

El actor Delon era idolatrado en Francia, pero a menudo fue criticado y considerado antipático. Fue amigo del líder de extrema derecha Jean-Marie Le Pen, y en repetidas ocasiones se mostró a favor de la pena de muerte o en contra de la homosexualidad, a la que calificó de antinatural.

Nostálgico de los años del general Charles de Gaulle, también era objeto de burlas por su ego y su costumbre de hablar de sí mismo en tercera persona. El 21 de febrero de 1991 recibió la condecoración de la Legión de Honor de manos de François Mitterrand.

El cineasta más importante en su carrera fue Jean-Pierre Melville, quien lo dirigió en clásicos como El samurái (1967) y El círculo rojo (1970). Para otros, el hombre que a menudo se refería a sí mismo en tercera persona y admitió haber abofeteado a una mujer, era un machista egoísta, y las feministas estaban horrorizadas por el premio a la trayectoria, que el Festival de Cine de Cannes le concedió en 2019.

Estos roles definieron el mito de Delon, que explotaría en numerosos otras películas policiacas más tarde: el hombre de honor viril y silencioso, obligado a luchar solo contra fuerzas que lo superan.

Este personaje arquetípico inspiraría a directores de todo el mundo, como el hongkonés John Woo o el estadunidense Quentin Tarantino, a pesar de que el francés nunca se destacó en Hollywood.

La carrera de Delon se construyó paralelamente a la de otro monstruo sagrado, su amigo Jean-Paul Belmondo.

Fue una amistad teñida de cierta rivalidad, que brilló en pocas pero escogidas películas: Borsalino, en 1970, y Los profesionales (1998). "Él y yo somos el día y la noche", escribió Belmondo en un libro de memorias en 2016. Belmondo es un hijo de burgueses con un estilo llano y popular. Delon, un chico de la calle que aprendió a convertirse en un príncipe.

Alain Delon participó en más de un centenar de películas desde su irrupción en la gran pantalla en 1957 de la mano de Yves Allégret (Quand la femme s’en mêle -Cuando la mujer se involucra-).

Era instintivo y genial. Se enorgullecía de no haber trabajado nunca su técnica y de apoyarse en su carisma, una mezcla única de belleza incandescente y frialdad quebradiza.

"Lo mejor y lo peor, a la vez inaccesible y cercano, frío y ardiente", resumía Brigitte Bardot.