Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

Una oposición sin autocrítica 

La concentración masiva en contra de la sobrerrepresentación legislativa, convocada por el Frente Cívico Nacional (FCN), resultó un fiasco por la poca asistencia de mareados con atuendos rosas.  El presidente Manuel López Obrador lo dijo.  “Ahora están con lo de la sobrerrepresentación, se ven mal porque... una recomendación respetuosa es que se pueden hacer muchas cosas en política, pero hay que procurar no hacer el ridículo”. Tal como sucedió con el evento, donde el principal orador, para variar, fue el exconsejero presidente del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés, quien dio a conocer un manifiesto consensuado por especialistas en materia de sobrerrepresentación.

Fue una concentración desorientada en donde hubo protestas contra la  “dictadura” y exclamaciones como ¡fuera maduro!, ¡narcopresidente!, ¡Claudia, presidenta espuria!, entre otras que develaron el sinsentido de las protestas de los asistentes en contra de la sobrerrepresentación.  De risa resultó que Xóchitl Gálvez fuera presentada como candidata, será que sigue en campaña o es candidata vitalicia para ya no perder más seguidores o para seguir con sus torpezas y con sus recuerdos electorales, como el que compartió sobre que el pasado 2 de junio, cuando salió a declararse ganadora de la elección, así como su coalición de varias gubernaturas, reconoció que esa tarde “nunca tuvimos números que nos dijeran que nos favorecían los resultados”. Grave sin duda esta confesión, porque además de autoincriminarse se lleva entre su ineptitud a Marko Cortés y a Alejandro Moreno. Este último, también aprovechó la concentración del Frente Cívico y los mareados, pero no para protestar, sino para llevar a cabo el proceso con el que será reelecto como presidente del PRI, instituto político que estará frente a la primera reelección de dirigentes en casi sus 100 años de existencia.

La excandidata y ahora demócrata Gálvez, experta en denuncias, advirtió que cuando el Instituto Nacional Electoral (INE) de a conocer la distribución de las diputaciones plurinominales  van a presentar, todos, una serie de instrumentos legales para combatir la decisión de asignar más de 8 por ciento de legisladores plurinominales a la coalición de Morena y los partidos del Trabajo y Verde Ecologista. En este contexto, es evidente que no hay indicios que reflejen la posibilidad de una autocrítica profunda por parte de la oposición que, el pasado 2 de junio perdió el respaldo de la mayoría. La derecha mexicana seguirá con su postura de oposición inútil en un régimen republicano, representativo, democrático y laico, donde sigue en franca decadencia la reputación del PRI y el PAN debido a su enorme descrédito entre la ciudanía, lo cual se advierte como irremediable, ya que, en gran medida, los dos partidos son relacionados con la corrupción y el abuso de poder que los llevó a perder el respaldo electoral.

La Dra. Sheinbaum iniciará su mandato con una oposición en estado de coma que llegará al próximo sexenio con un espacio muy reducido en el legislativo y lo más grave, de acuerdo a sus intereses de rapiña, con poco presupuesto. Para salir del bache deberán respaldar causas justas, acompañar luchas sociales, respaldar medidas a favor de las mayorías, de lo contrario seguirán hundiéndose y afirmando que las mayorías son ignorantes, por eso la batalla que se debe dar es una “batalla moral” o “batalla cultural”, algo así como lo que recomiendan los ultraderechistas Agustín Laje y Javier Milei hasta que las masa entiendan bien lo que es la democracia y sepan elegir “adecuadamente”.

Esta creencia de la oposición se puede transformar con una autocrítica profunda y ampliando  su escala de interpretación sobre lo que demanda  la ciudadanía  donde hay hombres y mujeres  con pensamiento crítico para identificar las tropelías, engaños, manipulación y simulación de los actores políticos de la oposición, defensores, como explica, Marco Antonio Aranda Andrade, “de comunidades morales heteropatriarcales y de sus tradiciones, así como del statu quo racial, de la explotación capitalista vía el elitismo supremacista y el conservadurismo, fincados en dicho statu quo; la consideración de la violencia y la desigualdad como inherentes a la especie humana; la visión biologicista de una economía competitiva y depredadora; el pensamiento político conquistador; la creación y propagación, como armas políticas, de pánicos morales basados en el racismo, el sexismo, el clasismo, la xenofobia o el odio al comunismo; y por la exaltación de un tipo de masculinidad dominante agresiva, viril, racional y heroica”.

La oposición mexicana debe enfocarse en presentar propuestas sólidas que respondan a las necesidades del país. Debe trabajar en construir una imagen pública sólida, una identidad clara. Además, debe fomentar la confianza en sus líderes y candidatos. También es fundamental generar un debate riguroso y honesto sobre los temas importantes de México. El primer paso es la autocrítica para reconfigurar el rumbo y asumir su papel de presentar alternativas, de enriquecer las iniciativas, de vigilar el ejercicio del gobierno y aportar a la solución de problemas. Si no hacen esto seguirá siendo una oposición poco útil.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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