El alfil negro
Por Ramón Ortiz Aguirre
CRÓNICA DE UNA DERROTA ANUNCIADA
“Non semper temeritas est felix”
(No siempre la temeridad tiene éxito)
Livio
Gabriel García Márquez comienza su famosa novela «Crónica de una muerte anunciada» de una manera magistral, pues desde el primer momento nos anuncia el desenlace que tendrá su historia: “El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó temprano a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros”.
De la misma manera, nosotros sabíamos qué ocurriría en las elecciones con las que concluiría la contienda electoral que nos hartó durante más o menos un año. Antes del 2 de junio, durante meses fuimos bombardeados incesantemente por todo tipo de propaganda política. Nos inundaron las calles de pancartas y pintas, no nos dejaron escuchar la radio con calma ni disfrutar de una buena película, pues hasta en las salas de cine aguantamos anuncios políticos. Basta decir que casi todas las propuestas rayaban en la sinrazón, incluidas las de los tres candidatos que saltaron a la palestra buscando la presidencia.
El día que la coalición del PAN, PRI y PRD seleccionó a Xóchitl Gálvez como su candidata presidencial, no supieron a ciencia cierta en qué se estaban metiendo. ¿Pensarían, acaso, que la ciudadanía se volcaría de forma masiva ante la presencia de una mujer caracterizada por su falta de seriedad? No sé si los de esos partidos tenían idea de que esta persona había convertido el Senado en un circo de tres pistas y que estaba lejos de poder estructurar el más sencillo discurso. No me parece lógico que la opción para contender por el puesto más alto de la política nacional se lo dieran a una persona más bien conocida por sus payasadas, sus mentiras, su agresividad y su lenguaje soez, además de abusar de demandas y amparos.
Es probable, eso sí, que la oposición coalicionada viera en Gálvez a un personaje al que podrían manejar con la mano en el bolsillo y así cumplir sus ambiciones. Igualmente, por eso, los dirigentes de los partidos aliados aseguraron su futuro al ir como candidatos plurinominales a las diputaciones y senadurías, contando para ello con el apoyo que mediante cochupos les brindó el llamado “cuarto poder”: la prensa.
Durante su campaña de largos meses, la alianza encabezada por Xóchitl no consiguió presentar un programa de trabajo y de gobierno. Su discurso y sus planes no fueron otra cosa más que ocurrencias sobre la marcha, aderezadas con una serie de bailes dignos de un infante en el jardín de niños. El descuido de su persona llevó a esta candidata a andar pegando chicles masticados en todo lugar posible, así como a atacar sin fundamentos reales y legales a sus oponentes.
Por alguna razón que se me escapa, porque estaba fuera de toda lógica, tanto la candidata Xóchitl como su equipo de campaña, dieron por cierto que ella ganaría para ser la primera presidenta de México. Sin embargo, como dicen, “del plato a la boca se cae la sopa”, especialmente al carecer de un fundamento tangible para su campaña y todas sus promesas y ocurrencias. Nadie duda que sus actos infantiles y agresivos le sumaron una buena cantidad de votos, aunque no los suficientes para empujarla al Palacio Nacional, muy a pesar de su campaña basada en el engaño y el odio.
Sin lugar a duda, los resultados de las elecciones del 02 de junio confirmaron lo que ya sabíamos: que Xóchitl Gálvez perdería. Su candidatura fue, desde el principio, la crónica de una derrota anunciada y, más aún, el naufragio del proyecto de la derecha mexicana y su preocupante hermana, la ultraderecha violenta. ¿Preverían ellos que no triunfaría su campaña de miedo, ni sus tertulias fraternales en las que soñaron con pisotear a los pobres y a todos aquellos que no estudiaron en un colegio o a una universidad privada, mucho menos viajar al extranjero?
El equipo que quería llevar a la señora Gálvez al poder fue formado con todos los que no viajan en transporte urbano y sueñan con aspiraciones a millonarios. La gente que desea fervientemente salir en la revistas del corazón y codearse con alguien que verdaderamente tenga dinero. Los votantes de los dedos cruzados no conocen otro lugar, y no tienen otra aspiración, que no sea el café en donde se reúnen y el club donde juegan pádel o golf. Eran todos aquellos que descalifican los programas sociales, a pesar de que ellos mismos, junto a sus padres y abuelos, se ven también beneficiados.
Para arrebatar el poder a MORENA y ver cumplidas su ambiciones, deben de trabajar mucho y por mucho tiempo para encontrar a un verdadero líder. Si ha de existir una alternativa de oposición en México, ésta debe primero comprender que en este país también vivimos muchos miembros de la clase media, que luchamos día con día para ser mejores y tener más satisfactores. Quienquiera que desee disputarle la silla presidencial a la 4T, debe entender que en México hay mucha gente a la que le urge le tiendan la mano y le traten con dignidad. ¿Sabrán, acaso, que viven en un país pluricultural y multiétnico en donde, por ejemplo, no todos profesan la fe católica ni creen en los arzobispos y curas politizados? Antes de hacer campaña, para la próxima, deben entender que nuestra nación es mestiza, pero también se compone por afromexicanos, indígenas, migrantes, miembros de la comunidad LGBT+ y un montón de mexicanos más.
Estas elecciones han sido las que llevaron más gente a las urnas a depositar su voto. Los sufragios le dieron más del 60% de los aprobación a la Dra. Claudia Scheinbaum, y esa ha sido la demostración del tigre que es un pueblo que busca una mejor forma de vivir y que su palabra sea respetada. Este triunfo es la prueba tangible de un México moderno y que seguirá luchando por mejorar y tener el respeto que se merece.
«El día que la iban a votar, Xóchitl Gálvez se levantó temprano a las 5.30 de la mañana para esperar el inicio de las elecciones. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicada de cagada de pájaros».
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.
RAMÓN ORTIZ AGUIRRE
Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.