Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

Partidos políticos: Una oportunidad de negocios

Los partidos políticos de la oposición PRI y PAN,  desligados  de la fallida coalición que alentó Claudio X González, cada vez más develan que  que su visión no es política, sino de negocios,  por lo que el revolucionario estatal, en manos del dictador Alejandro Moreno,  de acuerdo a su perspectiva de acumulación de capital procedente  de los recursos públicos de los mexicanos, su primera negociación para mantener activas sus áreas de oportunidad, será en el legislativo apoyando las reformas estructurales   propuestas por el presidente Manuel López Obrador, las cuales serán aprobadas, por vía rápida o  fast crack, durante el mes de agosto.

El dictador, avalado por los estatutos del PRI, ya sintió el embate de los que se oponen a su reelección. Se trata de expresidentes príistas  de su misma calaña como: Fernando Baeza, Francisco Labastida, Arturo Montiel, Natividad González Paras, Manlio Beltrones (designado por Enrique Peña Nieto), José Antonio González (designado por Ernesto Zedillo), Encarnación Alfaro (pupilo de Beltrones), así como priístas “transitorios de Polanco”, como Aurelio Nuño, Fernando Lerdo de Tejada y Enrique Ochoa Reza (designado por Peña Nieto), quienes, en días pasados lanzaron una campaña mediática para desprestigiar a su símil Alejandro Moreno.

El otro hombre de negocios, el presiente del PAN, Marko Cortés, dueño de dos ranchos dedicados a la producción de aguacate en Jalisco y poseedor de  dos concesiones de agua  con  182 mil metros cúbicos  del líquido, otorgadas por la Comisión Nacional del agua para abastecer tierras agrícolas, dejará  la presidencia del albiazul para ocupar el cargo de senador que,  además de otorgarle fuero constitucional, estará en su nueva área  de oportunidad para grillar  con  negociaciones privadas a favor de su  beneficio personal  y de su grupo  de seguidores acorde con su  visión de negocios. En este escenario, Marko Cortés intenta imponer como su sucesor, en la dirigencia nacional panista, a Jorge Romero Herrera, señalado por liderar el cártel inmobiliario, Los Oceans, que dio permisos de edificación ilícita, a cambio de departamentos en la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México.  

PRI Y PAN, tienen una reputación en crisis como partidos políticos y son vistos como organismos para hacer negocios y para simular una conciencia democrática comprometida con la participación ciudadana, la transparencia, la igualdad, el respeto al estado de derecho, el pluralismo, la educación cívica y el desarrollo sostenible para impulsar un gobierno más justo, inclusivo y representativo para todos los ciudadanos. De esto nada existe, PRI y PAN ocultan su visión de negocios a través de su vituperio contra AMLO, quien ya les demostró que es un presidente que, distante de hacer de la política una forma de enriquecimiento ilícito, logró interpretar cuáles son las frustraciones y las aspiraciones de un amplo sector de la población. Se trata de un presidente terminará su mandato con un 60 por ciento de  aprobación ciudadana.

Para variar, de los escombros de la oposición emergió un grupo de políticos y supuestos intelectuales o académicos, representantes de organizaciones civiles, quienes al sentirse sin oportunidades para hacer negocios en el PRI y en PAN, se agruparon en el Frente Cívico Nacional y anunciaron que se convertirán en una nueva fuerza política para detener a Morena.  Personajes como Macario Schettino, Guadalupe Acosta Naranja, Cecilia Soto, Emilio Álvarez Icaza, Fernando Belauzarán, entre otros, están convocando a la ciudadanía a participar en una discusión sobre cómo debe ser esta fuerza política:  un partido, un movimiento, un frente, una organización, bajo qué ideología podría funcionar o sería preferible no tener una ideología para concentrarse en causas específicas.

Creo que el Frente Cívico, por los tipos que aparecen como mediadores con la sociedad, será una agrupación de ultraderecha con casi nulo interés en derechos de las minorías, una versión renovada anticomunista y antiprogresista con la irradiación del odio como estrategia de construcción política. Será una agrupación con argumentos que sostienen que la mayoría de las desigualdades existentes son naturales y, por tanto, el estado no debe erradicarlas, es decir una ultraderecha sin vinculación con las instituciones tanto formales como informales de la democracia

 La ultraderecha de hoy en día, se caracteriza por su oposición visceral hacia los valores progresistas que han venido ganando terreno en varios países.  Cristóbal Rovira. explica que se trata de la derecha en contra de los derechos,” una movilización colectiva tanto institucional como extrainstitucional, que busca controlar, desmantelar o revertir derechos específicos promovidos por comunidades y grupos previamente marginalizados y restaurar, promover o avanzar un statu quo ante derechos políticos, sociales, económicos y culturales tradicionales”

No es de tinte de derecha convencional porque en su narrativa no son de su interés los temas de género, se enfoca en alterar el debate público, erosionar la democracia y afectar los derechos obtenidos por diversos grupos desfavorecidos que han logrado importantes avances en las últimas décadas. La ultraderecha está con Bolsonaro en Brasil, Bukele en El Salvador, Kast en Chile, López Aliaga en Perú y Milei en la Argentina. En México, la veo con escasas posibilidades, porque el Frente Cívico, si logra convertirse en partido político, será otra más de las oportunidades de negocios en el sistema electoral mexicano.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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