El Alfil Negro
OJOS QUE NO QUIEREN VER
Por Ramón Ortiz Aguirre
“In aqua scribere”
(Escribir en el agua)*
*Frase acuñada para indicar lo inútil de algo
Los veo cada vez que salgo de casa, no importa a donde vaya. Un día quise contarlos y acabé perdiendo la cuenta—y no por distraído, sino por su abundancia. En cada alto se meten entre los automóviles extendiendo la mano y a veces tocan en la ventanilla del conductor o del acompañante: son pequeños infantes con muestras de mala nutrición y maltrato. Sus ojos expresan tristeza y todas las indicaciones de que están esclavizados. Así es, son niños abusados y condenados a vivir en la mendicidad, al contrario de lo que han declarado los prominentes investigadores de al Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PPNNA).
¿A qué me refiero? Hace unos días la prensa local reportó que, en San Luis Potosí, no se tienen datos de trabajo infantil, pues la fluctuación inestable de la población de menores laborando impide tener diagnóstico preciso. ¡Por Dios, cómo se atreven a declarar semejante tontería! Y digo esto con conocimiento de causa, sólo basta salir a la calle para encontrar a los menores mendigos que, por cierto, nunca están solos; en ocasiones están en parejas, otras van acompañados de mujeres indígenas o de las llamadas mazapaneras, y en todos los casos están vigiados por halcones de la esclavitud. Me refiero a los sujetos apostados en las esquinas cercanas o más cerca de quienes piden ayuda a los viandantes y automovilistas. Si no me cree, haga la prueba e intente platicar con uno de esos niños. Verá cómo se marcha de inmediato viendo hacia el sitio desde donde le vigilan.
Para los señores de mentada Procuraduría la fluctuación de presencia infantil en las calles varía conforme a los periodos vacacionales y de afluencia de personal. ¿No se dan cuenta estos tipos que la afluencia y presencia siempre es la misma? Los niños están trabajando en las calles todos y cualquier día del año, y lo hacen desde muy temprano hasta el anochecer. Además, ¡siempre son los mismos! Eso sí, duran unas semanas en un crucero y luego emigran a otro, pero regresan semanas después.
Los niños y mujeres esclavizadas en San Luis son muchos y la mayoría han sido arrancados por sus esclavizadores de los pueblos originales. Nunca dejan de estar en la calle, porque para ellos no hay escuela, tampoco servicios médicos; es muy probable que sean unos fantasmas, ya que no deben contar con actas de nacimiento ni identificaciones. Su estigma es, precisamente, vivir sin identidad y ser invisibles y silenciados: son víctimas que nacieron calladas y a las que no volteamos a ver. Las autoridades y los gobernantes los ignoran, ¿para qué desgastarse en ayudarles si ellos no votan? Sin voz, no posan para las fotografías; son muchos, pero al mismo tiempo nada, lamentablemente. Si usted los ve en la esquina no les de dinero, porque se los arrancan de la mano. En todo caso deles agua y comida para que consuman de forma colectiva y combatan el hambre y la desnutrición.
Sería bueno recordarles a nuestras autoridades que el 15 de septiembre de 1829, el entonces presidente de México Vicente Guerrero expidió un decreto por el que se abolía la esclavitud en toda la República, al no cumplirse las disposiciones legadas por Hidalgo y Morelos. La lucha contra el sistema que tiene a tantas personas cautivas de la explotación no remunerada es, por lo tanto, una obligación histórica y democrática. Es un problema que debe afrontarse con mucha responsabilidad, sensibilidad y respeto. Por eso, me parece una burla que insistan en decir que la mendicidad de los niños está ligada a los periodos de vacaciones. Es un mal chiste que sigan sin hacer nada por esas criaturas y rescatarlas junto a las mujeres que hoy todavía viven bajo el yugo de los nuevos “negreros”.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.
RAMÓN ORTIZ AGUIRRE
Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.