El alfil negro

Por Ramón Ortiz Aguirre

DE SEGURO ES UNA BROMA O NO SABE LO QUE PIDE

“Trahit sua quemque voluptas”

("Cada uno se ve arrastrado por su propio placer")

Virgilio

La noche del pasado 18 de junio se encontraba abarrotado el Ecomuseo del Parque Tangamanga I. Entre la concurrencia estaban todos los integrantes del gabinete estatal, tanto el oficial como el ampliado, así como los diputados verdes, los representantes de colonias y barrios de la ciudad capital y, por supuesto, los infaltables representantes de Soledad de Graciano Sánchez, pues sin ellos no puede darse un sólo paso en esta entidad federativa.

Las candidatas para embajadora de la FENAPO 2024, llegaron desde las diferentes latitudes del estado y, al borde del paroxismo por la proximidad del evento, fueron recibiendo a todos y cada uno de los invitados. Entonces sí, justo cuando dieron las ocho de la noche en punto, cual si fuera todo un rockstar, envuelto en la pléyade de sus incondicionales apareció el ciudadano gobernador acompañado por su señora esposa, la hoy flamante senadora electa.

El grandioso evento se organizó para presentar el cartel oficial de la Feria Nacional Potosina de este año, junto con el anuncio oficial de los grupos artísticos que engalanarán el magno evento. Cabe aclarar que no todos los anunciados tienen una gran calidad interpretativa, pero qué se la va a hacer, son del agrado del gobernante y parte de su pueblo, y aquí se busca más cantidad que calidad para el populacho. Tal vez por eso, entre los decires de su estado eufórico, el señor gobernador comentó ante la expectante concurrencia que pronto enviará una inactiva al Congreso del Estado… ¡para que la FENAPO sea elevada al rango de patrimonio cultural inmaterial del estado y así se garantice la gratitud del magno evento per secula secoulorum!

No estoy seguro de si entre los asesores o el mismo gobernador de este tunero estado alguien esté enterado de lo que significa el patrimonio cultural, mismo que está determinado por bienes tangibles, intangibles y naturales que forman parte de prácticas sociales de una comunidad. Un rasgo muy importante es que a lo patrimonial se les atribuyen valores transmitidos y transmitibles, que pueden resignificarse de una época a otra o de una generación a las siguientes, pero que permanecen porque son la definición de una identidad colectiva y diferenciable de otras.

En nuestro país existen ocho bienes inmateriales reconocidos por la UNESCO como patrimonios culturales de la humanidad. Cada uno de estos representa la fusión de la diversidad de culturas que han existido dentro del territorio nacional a lo largo de los siglos y que hoy por hoy nos caracterizan ante los ojos del mundo. Estos bienes son el Día de Muertos (decretado en 2008); las diversas tradiciones de la Peña de Bernal (decretado en 2009); el ritual de los Voladores de Papantla (decretado en 2010); el canto de la Pirekua Purépecha (decretado en 2010); la Centenaria Gastronomía en su Conjunto (decretado en 2010); la Danza del Parachico (decretado en 2010); la música del Mariachi (decretado en 2011) y el deporte noble de la Charrería (decretado en 2016).

A nivel estatal existen varios patrimonios intangibles, decretados todos por el H. Congreso del Estado, entre los que destacan ejemplos muy puntuales de la exquisitez artística, la complejidad cultural y la funcionalidad de la belleza, como: el Rebozo de Santa María; la Calzada de Guadalupe (en su conjunto con la Caja del Agua); el Mercado Hidalgo; La Plaza de Armas; El Jardín Colón (la Merced); Plaza de los Fundadores; El Cine Alameda; el Hotel Palacio de San Agustín y el Cementerio del Saucito.

Todos los productos culturales que vivimos en sociedad, ya sean de magnitud nacional o estatal, por supuesto que es de gran valor para nuestra comunidad. Sin embargo, no todo es lo mismo ni puede ser evaluado de la misma manera. Por eso, entre apreciar el valor económico y de entretenimiento que tiene para nosotros la FENAPO y pretenderlo como materia de valor patrimonial intangible existe un trecho muy largo. Desde mi humilde opinión, no basta con decir que esta intención es beneficiosa porque busca que el evento y su estacionamiento sean gratuitos por toda la eternidad. Esa no es manera de justificar como falaz herencia cultural el trabajo de intérpretes como Gloria Trevi, Julión Álvarez, Matute, Bely y Beto, Brincos Dieras y todos los demás cuya fama es efímera y su aportación cultural nula.

Eso sí, como quiera que sea, el gobernador Ricardo Gallardo ha dado una orden tajante a su Congreso, así que no tardará mucho en ver uno de sus deseos cumplido y la FENAPO será considerada como un patrimonio de este pobre y sufrido pueblo Guachichil.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

RAMÓN ORTIZ AGUIRRE

ramon.ortiz.aguirre@gmail.com

Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.

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