El Alfil Negro

LA SUÁSTICA Y LA X

Por Ramón Ortiz Aguirre

«Delenda est Cartago»

(Hay que destruir Cartago)

Catón el Viejo

Habían pasado apenas unos años desde la muerte del dictador Francisco Franco, aquel que se hizo llamar “Caudillo de España por la Gracia de Dios”, cuando un amigo y compañero del posgrado me invitó a ir con él a un acto en honor y reconocimiento del “Generalísimo”. Le comenté inmediatamente que no tenía el mínimo interés en reunirme con fachos de la extrema derecha española, pero él me insistió mucho. Entre otras cosas, me comentó sobre la importancia de ver el fanatismo desatado de primera mano, para así comprender un poco más lo que sufrieron los españoles que no simpatizaron con el dictador, los que venían de las familias republicanas, con ideas de izquierda; aquellos llamados simplemente “rojos”. Acepté finalmente y al día siguiente fuimos a la Plaza de Oriente para ver a quienes añoraban vivir una dictadura.

 

La gente fue llegando y ocupando la plaza. La mayoría vestían con camisolas o vestidos azules oscuro y boinas rojas, tal y como lo hicieron siempre los miembros de la Falange Española. Cuando la Plaza, la explanada frente al Palacio Real y la calle de Bailén finalmente se llenaron, subió hasta el estrado el político e ideólogo de derechas Blas Piñar, para dirigir un encendido mensaje en el que ensalzó la figura y el legado de Franco. Al terminar, se escuchó de pronto un toque de una trompeta y todos los presentes extendieron el brazo derecho haciendo el saludo fascista para entonar en coro “Cara al sol”, el himno fascista español. Justo en ese momento, mi amigo me tomó del brazo y me pidió que nos fuéramos. “Ya hemos visto suficiente”, me dijo, “¡Vámonos! Aquí no seremos bien vistos y nos puede ir mal”.

 

Hasta ese momento no había visto yo cara a cara al fascismo, lo conocía únicamente por los libros y los documentales. Pasó el tiempo y pensé que no volvería a encontrarlo de frente, hasta los hechos de las más recientes y lamentables semanas. No ha sido necesario el homenaje a un dictador fallecido para atestiguar el resurgimiento de esas peligrosas ideas, sino la imposición de un nuevo dictador, o más bien dicho, de dos dictadores que despachan en Washington desde la Casa Blanca. Esto se veía venir, claro, sobre todo desde que en su campaña Donald Trump se impuso en base a discursos llenos de odio. Su mensaje central siempre ha sido “hacer a América grande de nuevo”, y para enarbolarlo ha necesitado incitar al deprecio por el extranjero y la más radical xenofobia. Y a pesar de esto, como un encantador de serpientes, ha conseguido embaucar en su guerra racial y desprecio por los otros, ¡tanto a hispanos, como a asiáticos y afroamericanos por igual! Ellos, sus principales víctimas, también lo llenaron de votos y validaron su discurso de animadversión y violencia.

 

Igualmente, desde el 20 de enero de este año, día en que Trump asumió formalmente la presidencia de su país, tomó un lugar central y se levantó con mucha fuerza otro hombre que gobierna a su lado: Elon Musk. Es tal su importancia en las labores de la presidencia, que bien podría decirse que Estados Unidos está siendo gobernado por dos presidentes a la vez. En conjunto, esta dupla ha mostrado un brazo duro e intransigente cuya intransigencia e intolerancia solo podría compararse con la que tuvo Hitler al asumir el poder en Alemania. En un mes y pocos días, por ejemplo, el binomio Trump-Musk han conseguido sumir al planeta entero en la expectativa y el miedo constante, debido a sus arranques, discursos e ideas. ¿Cómo podría ser de otra manera, si uno de ellos es el hombre más rico del mundo y el otro tiene en sus manos al mejor ejército y la mayor cantidad de armas nucleares posibles?

 

En conjunto, están actuando como una dictadura fascista de manual. Incluso parece que copian las acciones que otros gobiernos criminales de esta índole tuvieron antes. Por ejemplo, así como Hitler se anexó prontamente en sus ambiciones guerreras Austria, Checoslovaquia, Hungría e invadió Polonia, los gringos han pedido anexarse Canadá, el Canal de Panamá, Groenlandia, la zona con más minerales y recursos naturales de Ucrania y la totalidad de la franja de Gaza. Y eso tan solo al momento que escribo esto, porque ya veremos con qué ocurrencia amanecen mañana.

Por otro lado, en su afán de controlarlo todo, ya han decretado que la comunidad LGBTQIA++ no tendrá cabida en el ejército ni en los centros de salud, mucho menos en las escuelas, ya sea como maestros o como alumnos. Le han cerrado la puerta prácticamente en todos los lugares a estos seres humanos que llevan muchísimos años buscando igualdad y reconocimiento, habiendo obtenido apenas algunas victorias. ¿No es esta una acción muy similar a la que tuvieron Hitler y sus Nazis cuando persiguieron a todos los homosexuales alemanes, no forzosamente judíos, para exterminarlos en campos de concentración?

 

Entre estas acciones lamentables, una que nos afecta a todos, pero particularmente a los mexicanos y latinoamericanos en general, es la de las deportaciones masivas. No solo porque existe la intención de expulsar a todos los indocumentados del suelo norteamericano, sino sobre todo por la bajeza moral con la que están haciendo estas acciones. A los migrantes detenidos, los llevan fuera de los Estados Unidos, no siempre a sus país de origen, ¡encadenados de pies y manos! ¿No les recuerda esto la imagen de los judíos transportados hacia los campos de concentración a bordo en ferrocarriles como si fueran ganado, o esclavos en los infames barcos que llegaron desde África a América para comerciar humanos?

 

La lista es cada vez más interminable, porque diariamente hay un discurso, un comentario, un decreto o un hecho que confirma nuevamente que Donald Trump y Elon Musk son un par de fascistas. Por sus antojos, la humanidad entera amanece diariamente temiendo una nueva amenaza, un nuevo atentado contra los derechos humanos fundamentales. Por estas razones, hoy muchos se arrepienten de haber elegido a este binomio que los gobierna, a pesar de que solo uno de ellos haya aparecido en la boleta.

 

Sé de primera mano de muchos norteamericanos a quienes les ha espantado, dolido, pero sobre todo indignado que Elon Musk salude con el brazo derecho extendido, como lo hicieron los nazis en su tiempo. Sé que les enfurece que igualmente lo hiciera Steve Banon, antiguo consejero de Trump, en su reciente reunión en el CPAC con lo más selecto de la ultraderecha, así como que extienda de esa forma el brazo el advenedizo, ultracatólico y conservador exactor de telenovelas, Eduardo Verastegui, quien sueña con la presidencia de México.

 

Al paso que vamos, ¿qué es lo que sigue? Por mi parte, no dudo que pronto coloquen pendones o banderas con la suástica nazi, o, en su lugar y para no ser tan obvios, con la X de la red social propiedad de Elon Musk. Para fines prácticos es exactamente lo mismo: sólo quiere destruirlo todo dispuestos para quedarse con el botín de la guerra que ya comenzaron.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

RAMÓN ORTIZ AGUIRRE

ramon.ortiz.aguirre@gmail.com

Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.

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