El Alfil Negro

Por Ramón Ortiz Aguirre

SU GRACIOSA MAJESTAD

 

“Tragoedias agere in nugis”

(Hacer tragedias de cosas sin importancia)

Cicerón

Tres amigos se encuentran, como todas las tardes, en el mismo café que ofrece refill para disfrutar de una buena plática. Como siempre que se juntan, en esta reunión hablan de todo y de nada; pareciera que quieren componer el mundo, aunque para lograrlo deban discutir lo mismo sobre política nacional, como de temas familiares. Estos últimos, sin embargo, son los menos interesantes, pues no hay quien aviente piedras a su tejado, por lo que poco o nada verdadero se habla de la familia propia, aunque sí de la ajena.

 

En un momento de la plática, Arturo se entusiasma y aplaude la iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum de no invitar al señor Felipe VI a su toma de posesión. Este hombre, quien ostenta el rimbombante cargo de rey de España, no será bienvenido por la presidenta entrante por una serie de causas explicadas que ella ya explicó y que no fueron para nada bien recibidas por su graciosa majestad y gracia orgullo de Iberia, el fiel representante del dictador que fuera el caudillo de España por la gracia de dios, y también hijo del rey Juan Carlos de Borbón.

 

Entonces Iñaki tomó la palabra para recordar que la corona española no tiene cara de andarse haciendo los dignos, después de la bochornosa actuación de Felipe VI en las tomas de posesión de los presidentes de Bolivia y de Colombia. Mucho menos, señaló exaltado, por haber recibido y dado refugio a los nefastos expresidentes de México Felipe Calderón, Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto, quienes viven en la Península como auténticos miembros de la realeza.

 

Iñaki mismo mencionó que Juan Carlos I, padre del actual rey, vivió entre escándalos financieros y sexuales, los cuales alcanzaron su cúspide en abril del 2012 en Botsuana, hasta donde había ido a cazar elefantes, al lado de su amante en turno, la empresaria Corinna Larsen. El señor se paseaba con dinero ajeno y matando animales, sin importarle para nada la situación económica que vivía el pueblo español que justo entonces no lo estaba pasando nada bien. El escándalo fue tal, que el vetusto rey tuvo que dimitir en favor de su hijo.

 

Aunque parecía que todos estaban de acuerdo con lo dicho, Luis golpeó la mesa de pronto y con coraje la mesa. Lo hizo con tal fuerza que el café se derramó y hasta algunos parroquianos voltearon alarmados a verlos. ¡Todo eso son patrañas!, les gritó, qué no entienden que no haber invitado a su majestad el rey de España es un símbolo más del camino que México lleva para ser como Cuba y Venezuela. Qué no entienden, les dijo a sus amigos, que AMLO todavía anda metiendo sus narices en el futuro gobierno, lo que es una falta de educación y diplomacia.

Luis señaló que, siendo él mismo un ciudadano español, se veía profundamente ofendido por la grosería hecha a don Felipe de Borbón y Grecia, alteza serenísima y guía del pueblo hispano. Apenas dijo esto, Arturo interrumpió la perorata extrañado y sólo para señalarle a Luis que él no era ciudadano español, que había nacido en el barrio de Tequis y que lo único que tenia de ibérico, era el haber sido atendido de una taquicardia en la Beneficencia Española. ¡No lo hubiera dicho! La ira de Luis se incrementó en ese instante y amenazó de inmediato con tramitar un amparo para que se respetara su decisión de ser ciudadano de la Unión Europea, ciudadanía que había adquirido en pleno derecho gracias a la nueva legislación española que considera como españoles a quienes tuvieran al menos un bisabuelo español emigrado a México.

 

Iñaki le comentó a Luis que primero investigara por qué se había venido su abuelo a México y después anduviera presumiendo que ahora tiene un pasaporte español. Él mismo, siendo hijo de un vasco, no tramitaría nada de esa ciudadanía, porque tanto él como sus hermanos y su madre habían nacido en México; además de que toda su familia paterna era considerada en España como de “rojos”, porque siempre defendieron a la república y no a la monarquía.

 

Sin decir más, Luis se puso de pie y lamentó haberle brindado su amistad a un naco y a un renegado de sus orígenes que ahora apoyaban a la 4T. Se retiró entonces mentándoles la madre y hablando con un pésimo acento castizo y, lo más grave, sin haber pagado su parte proporcional de la cuenta. Los amigos rieron antes de continuar con su plática vespertina. No prestaron demasiada atención al exabrupto de Luis, pues lo conocen y saben que, así como él, hoy hay muchos en este país que están haciendo una tragedia de la no invitación a Felipe VI, la cual no tiene la menor importancia.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

RAMÓN ORTIZ AGUIRRE

ramon.ortiz.aguirre@gmail.com

Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.

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