"EL MAYO" ZAMBADA SACUDE AL MORENISMO Y A LA 4T AL AFIRMAR EN CARTA QUE FUE SECUESTRADO CUANDO IBA A ENCONTRARSE CON EL GOBERNADOR DE SINALOA, RUBÉN ROCHA MOYA, QUIEN NEGÓ CUALQUIER RELACIÓN CON EL LÍDER DEL CDS
El morenismo y la llamada 4T se sacudieron ayer cuando periodistas estadounidenses difundieron una carta supuestamente atribuida al narcotraficante mexicano Ismael “El Mayo” Zambada, en la que aseguró que fue emboscado, secuestrado y trasladado sin su consentimiento a los Estados Unidos, donde fue detenido.
La carta es de dos cuartillas y está escrita en primera persona. Periodistas como el editor de Los Angeles Times, Keegan Hamilton, afirman que el texto fue distribuido por Frank Pérez, abogado del capo del Cártel de Sinaloa (CDS).
En ella se asegura que el secuestro habría ocurrido cuando el capo acudió a una reunión en la que supuestamente se encontraría con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y con Héctor Melesio Cuen Ojeda, exalcalde de Culiacán y exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
En la narración, se asegura que fue invitado a la reunión por Joaquín Guzmán López “para ayudar a resolver las diferencias entre los líderes políticos de nuestro estado”. Se asegura que existía una disputa entre el gobernador y Cuen Ojeda por quién dirigiría la UAS.
El gobernador Rubén Rocha Moya, negó categóricamente cualquier vínculo con el crimen organizado, tras la difusión de una carta atribuida a Ismael "El Mayo" Zambada. En el documento, Zambada afirmaba que el día de su captura, el pasado 25 de julio, estaba programada una reunión con el mandatario estatal.
Durante un evento público en el que acompañó al presidente Andrés Manuel López Obrador, Rocha Moya aprovechó la oportunidad para responder a estas acusaciones y desmentir rotundamente su participación en cualquier encuentro con el capo:
“No tengo, ni tendría, ninguna razón para asistir a una reunión con alguien del crimen organizado. Los problemas que le competen al gobierno los resolvemos dentro de las instituciones”, afirmó el gobernador.
Se afirma también que la reunión se llevaría al cabo en el rancho y centro de eventos Huertos del Pedregal, ubicado a las afueras de Culiacán. Describe que en el lugar había hombres armados vestidos de verde y que “El Mayo” era acompañado por cuatro integrantes de su cuerpo de seguridad.
Dice que, tras haber visto en el sitio a Héctor Melesio Cuen Ojeda, entró acompañado de José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y por Rodolfo Chaidez, miembro del equipo de seguridad del capo mexicano.
“Vi a Joaquín Guzmán López, a quien conozco desde que era un niño, y me hizo un gesto para que le siguiera. Confiado en la naturaleza de la reunión y en las personas implicadas, le seguí sin dudarlo. Me condujeron a otra sala que estaba a oscuras”, narra la carta.
“En cuanto puse un pie dentro de aquella habitación, me tendieron una emboscada. Un grupo de hombres me asaltó, me tiró al suelo y me colocó una capucha de color oscuro en la cabeza. Me ataron y esposaron, y luego me obligaron a meterme en la caja de una camioneta. Durante todo este calvario, me sometieron a malos tratos físicos, que me causaron lesiones importantes en la espalda, la rodilla y las muñecas. Después me llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 o 25 minutos de distancia, donde me obligaron a subir a un avión privado. Joaquín me quitó la capucha de la cabeza y me ató con bridas al asiento. En el avión no había nadie más que Joaquín, el piloto y yo”.
“El vuelo duró entre 2 y media y 3 horas, sin escalas, hasta que llegamos a El Paso, Texas. Fue allí, en la pista, donde los agentes federales estadounidenses me detuvieron. La idea de que me entregué o cooperé voluntariamente es completa e inequívocamente falsa. Me trajeron a este país por la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y contra mi voluntad”, agrega la narración atribuida a “El Mayo” Zambada.
En la carta se afirma también que Héctor Melesio Cuen Ojeda fue asesinado “a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron”, y no en la gasolinería donde habría sido baleado por un intento de asalto, como sostiene la versión de las autoridades de Sinaloa.
“Sé que la versión oficial que dan las autoridades del estado de Sinaloa es que Héctor Cuen fue tiroteado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres en motocicleta que querían robar su camioneta. Eso no es lo que ocurrió. Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron. Héctor Cuen era amigo mío desde hacía mucho tiempo, y lamento profundamente su muerte, así como la desaparición de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, a quienes nadie ha vuelto a ver ni a saber de ellos”.
En la carta se hace un llamado “a los gobiernos de México y Estados Unidos para que sean transparentes y proporcionen la verdad sobre mi secuestro en Estados Unidos y sobre las muertes de Héctor Cuen, Rosario Heras, Rodolfo Chaidez y cualquier otra persona que haya perdido la vida ese día”.
Finalmente, también hace un llamado “a los sinaloenses a la mesura y a mantener la paz en nuestro estado. Nada se resuelve con violencia. Ya hemos recorrido ese camino y todos perdemos”.