Ajedrez Huasteco

Por Jesús Sierra

LA MALOGRADA FUNCIÓN POLICIAL

“Como oficial encargado de hacer cumplir la ley, mis deberes fundamentales son: servir a la humanidad; salvaguardar vidas y propiedades; proteger al inocente contra el engaño, al débil contra la opresión e intimidación, y al pacifico contra la violencia y el desorden; y respetar los derechos constitucionales de todas las personas a la libertad, la igualdad y la justicia”.


“Reconozco la placa o credencial que me acredita como símbolo de la confianza pública, y la acepto como un depósito que conservaré mientras sea fiel a la ética del servicio policiaco. Constantemente me esforzare por alcanzar estos objetivos e ideales, de dedicándome ante Dios a la profesión que he escogido: la de hacer cumplir la Ley”.


Estos son dos fragmentos que forman parte del código de ética de los ejecutores de la ley, adoptado en 1956 por la Asociación de Funcionarios de Paz del estado de California U.S.A., que como se lee, concebían la placa que portaban como un símbolo de la confianza pública, postulado que hoy ha quedado completamente en desuso.


Dos aspectos sustanciales en la función policial que modificaron la forma de percibir el ejercicio de los agentes de la Ley en nuestra sociedad, resaltan por la manera en que los ciudadanos perciben las modificaciones que se hicieron al concepto de derechos humanos, y, por otro lado, la facilidad que hoy tenemos para exhibir los abusos y corruptelas de policías, a través de portales públicos en las redes sociales utilizando un teléfono celular.


Conceptos como “tengo derecho a grabarte” o “estas violando mis derechos humanos” hoy se ven en muchas escenas donde interactúan ciudadanos y agentes de policía, y que se hacen públicas sin ninguna restricción a través de las redes sociales. En muchos de esos episodios, destaca una exacerbada falta de respeto a los uniformados, así como señalamientos de corrupción sin siquiera tener un sustento documentado.

Queda claro, que el respeto por la ley que representan los agentes, se perdió. Una razón sustancial parece ser la facilidad de exhibir los abusos que muchos de ellos cometen en perjuicio de ciudadanos, a veces de manera injustificada, así como las corruptelas que siguen siendo una práctica común en las corporaciones policiales que antes del uso de redes sociales no se conocían, al menos públicamente, pues es concluyente que una sola exhibición de un video que contenga imágenes de este tipo, ocasiona un resultado inmediato en perjuicio de los agentes, lo que en un procedimiento administrativo nunca se resolvía.


En el año 2020 el gobierno federal dio a conocer un modelo de proximidad social como un mecanismo de gestión policial enfocado a que la seguridad se construya de manera colectiva. Asimismo, como una filosofía que se debe adoptar en toda la corporación policial, la cual debe tener como prioridad a la ciudadanía y la percepción que ésta tiene de la institución. Establecía que es de principal importancia que las policías generen interacciones positivas con los ciudadanos, y se genere una relación de confianza por la cual se pueda obtener información importante para la atención y prevención de los delitos, concepto que sin embargo se diluyo en discursos en muy pocos años.


La desconfianza ciudadana sigue patente hacia los cuerpos policiales, con la diferencia de que ahora los ciudadanos se han allegado herramientas para denunciar sus abusos y corruptelas, lo cual ha sido un parte aguas en la forma en que las dos partes se relacionan, por supuesto con severas desventajas para los uniformados, que, sin embargo, a pesar de estas condiciones, siguen sin modificar y perfeccionar sus procedimientos.


Así las cosas.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JESÚS SIERRA

jsierra_68@yahoo.com

Abogado por la UASLP. Experto en acceso a la información, transparencia y rendición de cuentas. Colaborador y columnista en varios medios de comunicación entre ellos Ajedrez Político SLP. Radica en Ciudad Valles, la puerta grande de la Huasteca potosina.

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