Gambito de Dama

Por Marcela Acosta

Valor excepcional y peligro de los bienes del patrimonio mundial.

El patrimonio cultural es el conjunto de bienes, productos y procesos generados dentro de una sociedad y que incluyen también al entorno donde se producen.

Desde la antigüedad han sobrevivido relatos de ciudades, templos, mitos, de viajes en los que se describen maravillas nunca antes vistas por quienes los describen, así tenemos los poemas de Homero que inspiraron a Frank Calvert y años más tarde a Heinrich Schliemann para encontrar las ruinas de Troya, la obra de Heródoto -llamado padre de la historia- contiene numerosas narraciones sobre lugares, arqueología y etnología de Asia Menor y África. En la Edad Media Marco Polo, considerado como uno de los grandes exploradores, dicta sus memorias de viaje dando lugar a la obra Divisament du monde ("Descripción del mundo"), que se popularizó como Libro de las maravillas del mundo y más tarde, como Il Milione (“El Millón”), en el cual encontramos descripciones de monumentos y objetos, ciudades y costumbres de China. A la fecha sobreviven muchos relatos e informes de religiosos, soldados y visitadores que dan fe de ciudades, monumentos, costumbres y tradiciones. También existen evidencias del asombro y codicia que los bienes de otras culturas generaron en expediciones como las de Napoleón a Egipto -y al mismo el interés de su soldado Champollion por descifrar los jeroglíficos-, así como registros invaluables y crónicas realizados por médicos y frailes en América, como es el caso del Códice De la Cruz-Badiano y no está de más mencionar los expolios y la destrucción de bienes culturales de los pueblos en los conflictos armados.

Estos bienes son parte de la identidad de los grupos que los generan y han sido heredados por generaciones anteriores y son importantes. Algunos de estos bienes poseen características que lo hacen importantes para el resto del mundo y han sido considerados como únicos.

Por este motivo, al finalizar la Segunda Guerra Mundial se funda la UNESCO con la finalidad de “lograr la paz duradera, unir a los pueblos del mundo y fortalecer la solidaridad intelectual y moral de la humanidad mediante la mutua comprensión y el diálogo entre las distintas culturas.”

Para lograr estos objetivos se invitó a filósofos, científicos, artistas e intelectuales de todos los países adheridos para impulsar programas y proyectos de educación y conservación del patrimonio cultural.

Uno de los primeros documentos que surgen es la Carta de Venecia, que se adopta durante el II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, en Venecia en 1964, y es considerada como el documento rector en la conservación del patrimonio cultural, que define como parte del monumento al entorno y a sus bienes asociados.

Hoy como paradoja de la vida, nos encontramos con la noticia de la posibilidad de que precisamente Venecia, sitio inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, pase a la Lista de Patrimonio en Peligro, debido a la afectación de su Valor Universal Excepcional, que son los atributos que hacen al sitio importante para sus habitantes pero también para el resto de la humanidad, humanidad que hoy pone en peligro esta hermosa ciudad.

En esta colaboración semanal abordaremos temas de cultura local, nacional e internacional.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP