Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

Indicios reveladores de una campaña negra

A decir de Michel Foucault, el saber es lo que un grupo de gente comparte y decide que es la verdad. Más allá de una simple acumulación de conocimientos y objetivos supuestamente neutrales, se trata de una construcción que emerge, en gran medida, de la política, en este sentido, el saber está arraigado en las relaciones de poder, se forma y opera mediante prácticas discursivas y mecanismos de control, y se transmite a los ciudadanos a través de instituciones educativas, judiciales, medios de comunicación, entre otros.

En México, durante décadas, las cúpulas que se erigieron en los sexenios gobernados por el PRI y el PRIAN, eligieron a los periodistas más convenientes para usarlos como dispositivos humanos con el fin de configurar y difundir  la verdad, mediante narrativas que exaltaban un progreso ficticio y ocultaban la decadencia económica del país, sobre todo, durante el periodo de políticas neoliberales, donde la voz, del  galardonado en la XXXVI edición de los Premios Rey de España por la excelencia en toda su trayectoria profesional, Joaquín López Dóriga, era la preferida por las élites debido a su capacidad para la producción y circulación de su verdad, acordes a los  discursos dominantes y subordinados.

Las recientes oleadas de información, en las que participó López Dóriga, sobre un posible magnicidio, fraguado en la mente del presidente Manuel López Obrador en contra de la aspirante a la candidatura presidencial del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez, devela el tipo de prácticas discursivas de la oposición, que estarán en juego, durante los tiempos políticos que se configuren en torno al contexto electoral del 2024. En este escenario de arranque de propaganda negra, es muy probable que el primer mandatario estará muy atento a los indicios, a esos atisbos mínimos pero reveladores, de la verdad de los hechos, en este caso: las intenciones de los medios de comunicación corporativos de influir en la opinión pública con estrategias tramposas centradas en narrativas obstinadas en manipular los sentimientos y creencias de las audiencias.

La respuesta del presidente de la república, durante una de sus conferencias mañaneras, confirmó su cualidad abductiva de poner en relación un hecho, con una explicación verosímil que puede ser conocida o conjeturada por medio de señales o indicios.  El primer mandatario, señaló que posiblemente “pensaron que no iba a tratar el tema y que se iba a quedar callado. pero no fue así porque en la vida pública tiene que ser cada vez más pública, nada de mantener las cosas soterradas y ocultas”. Enfatizó haber “constatado una campaña que acababan de echar a andar de manera muy irresponsable, perversa. de malas entrañas y riesgosísima al difundir que sería culpa suya si algo le pasa a un periodista o a un aspirante a la presidencia” y subrayó que este tipo de información “obedece a cuestiones políticas o politiqueras por la ambición y el poder enfermizo que les impide esperar un año y dos meses cuando concluya su mandato. También puntualizó “que se trata de una situación de un pequeño grupo muy perverso, fanáticos y con mucho odio que pueden estar actuando por consigna porque es muy sospechoso y no es casual de que la campaña haya empezado hace una semana”.

Sin duda, el primer mandatario afinará su interés en los detalles para que igual que un historiador perspicaz pueda relacionar hallazgos con otros y generar conjeturas en la interpretación de evidencias y signos mínimos que a menudo, resultan reveladores en las narrativas sus adversarios. Esta posibilidad no está fuera de lugar si consideramos que el discurso de poder de los opositores está operando con nuevas narrativas en manos de propagandistas como Joaquín López Dóriga, Raymundo Riva Palacio y Beatriz Pagés Rebollar, es decir, lo del magnicidio imaginario no se puede interpretar a la ligera como si fuera simplemente una ocurrencia o desatino de los propagandistas involucrados, sino como un hecho que es la punta de lanza de la nueva campaña negra de la oposición para desacreditar al  presidente y alentar  justificaciones para sus ilusiones de  un golpe blando si  pierde su candidata  a la presidencia.

 Durante una conferencia magistral, el sociólogo, Heinz Dieterich, expuso  que la oposición, derrotada durante años cinco años y medio, había perdido su centro de gravitación y asumía  un gran riesgo político porque  “un sistema que no tiene un centro de gravedad o de masas, se vuelve caótico”, tal como les ocurría a los adversarios políticos de la cuarta transformación hasta que los millonarios de la oligarquía les dieron un centro de gravitación  con un equipo de estrategas, mucho dinero  y la operación a modo  de los medios de comunicación para activar  una campaña fuerte,  enfocada en primer lugar, a convertir a Xóchitl en la heroína  que salvará al  país de esa gente que está en el palacio nacional y en segundo lugar, a fabricar rumores como el de un  posible magnicidio y otros  más que se  difundirán de acuerdo a los escenarios que se presenten en la contienda electoral.

De todo y sin medida. El escritor, Ralph Keyes, indicó que “la época de la posverdad se ha asentado entre nosotros: la manipulación creativa puede llevarnos más allá del reino de exactitud hacia un reino de la narrativa de la verdad. La información embellecida se presenta como verdadera en su espíritu, y más verdad que la misma verdad. La consecuencia inmediata de la posverdad es la posveracidad. Esto es, una desconfianza frente a los discursos públicos, pero no por su contenido, que puede ser cierto e incluso científicamente demostrado. La desconfianza que genera la posverdad se fundamenta en que el mensaje puede servir a un fin oculto, no deseado por la audiencia. ¿Refleja esta idea algo real sobre nuestra sociedad y el modo como nos conducimos en ella”

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.