El alfil negro
Por Ramón Ortiz Aguirre
De traición en traición
¿Tu quoque , fili mi?
(¿Tú También, hijo Mío?)
-Julio César
Faltan apenas once meses para que suceda la elección del próximo presidente o presidenta de este país. Nunca habíamos estado tan cerca de ser gobernados por una mujer, y, de hecho, si la candidata de MORENA, resulta ser la doctora Claudia Sheinbaum, sin lugar a dudas nos gobernara un fémina, pues el grupo opositor, conformado por la más inverosímil alianza, ha lanzado a su candidata, la cual, no es de asombrarnos, nos recuerda a la criatura del doctor Frankenstein, pues ha nacido en un laboratorio en donde se han conjugado las acciones más contra natura posibles.
Hasta hace algunos meses, nadie podía concebir que el PRI y el PAN se unieran como lo han hecho ahora. Aunque ya se les denominaba como el PRIAN, para lo que ahora ha sucedido todavía faltaba un largo trecho que no creíamos se fuera a recorrer. Del PRD mejor ni hablamos, ellos se mueven como moscas tratando de sobrevivir sobre lo que se pueda y se deje, su destino ya está marcado y al estar en peligro de extinción no les ha quedado otra que ser el patiño de estos otros comediantes.
Alito Moreno ha logrado lo que ni en sus peores pesadillas habían imaginado los fundadores del Partido Nacional Revolucionario, que luego se transformó en el PRI. De hecho, ningún priista que se sintiera orgulloso de serlo imaginó alguna vez que la destrucción de su partido estaría dada por quien se ostenta como presidente nacional de la otrora entidad política más fuerte de México, y que en su tiempo fue conocida como la “dictadura perfecta”. No modo, así son las cosas, el enemigo estaba dentro de su filas y desde allí los apuñaló.
Pensando en esto, hoy cabe recordar aquellas palabras que Julio César pronunció el 15 de marzo del año 44 a.c. cuando vio que, entre los conjurados contra él, estaba Bruto, su hijo adoptivo, que sostenía un puñal para asesinarlo: ¿Tú también, hijo mío? Le espetó el político romano traicionado.
Antes de la designación de Xóchitl Gálvez como “candidata de la unidad”, ya Alito Moreno y sus cómplices había conjurado contra el partido político que les dio vida, dinero en abundancia, privilegios e impunidad para enriquecerse descaradamente. Por eso, muchos de los priistas de vieja cepa tomaron sus maletas y se alejaron de aquellos que los habían vendido, de eso nos dan constancia muchos políticos.
Pero la traición de Alito, se complementó en el momento en que orilló a Beatriz Paredes, la única y original dueña del huipil, exgobernadora de Tlaxcala, exembajadora de nuestro país en Brasil y muchos más ex a cuestas, a que abdicara en sus pretensiones de ser candidata. La traición estaba consumada. La senadora Paredes fue ofrendada a Xóchitl y a las masas que piensan que esta alianza gobernará el país, aunque aún falte mucho por decir, pues los viejos y resentidos priistas hoy guardan silencio. Sin embargo, saben moverse muy bien en la oscuridad y estoy seguro que muchos de ellos, comenzando por el paisano de la señora X, el exsecretario de gobernación Osorio Chong, sabrán mover sus fichas y probar el dulce sabor de la venganza.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP
RAMÓN ORTIZ AGUIRRE
Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.