El alfil negro

Por Ramón Ortiz Aguirre

Impuesto sin sentido

“Lucri bonus est odor ex re qualibet”

(El olor de la ganancia es bueno, no importa de donde venga)

- Juvenal

 

A finales de cada año, mientras todos esperamos llenos de júbilo la celebración de la Navidad y la llegada “del venturoso año nuevo”, como dijo el poeta, las autoridades de los diferentes niveles de gobierno, nos anuncian la llegada de los nuevos impuestos. En la mayoría de los casos, éstos serán aprobados por los desventurados diputados que sólo ven por sus intereses, pues los ciudadanos les importan poco o nada.

 

Recientemente, el ciudadano gobernante de este verde estado, mandó la propuesta para que se estableciera el llamado “impuesto verde”, según él para mejorar las condiciones del medio ambiente de nuestra entidad. Los diputados, ya con el depósito de su aguinaldo más su mensualidad en sus jugosas cuentas bancarias, lo único que hicieron fue aprobar esta propuesta, sin entrar en detalles de cómo se aplicará lo recaudado y mucho menos de cómo se mejorarán las tan deterioradas condiciones ambientales en esta zona de la geografía nacional.

 

Los impuestos verdes, también son conocidos como impuestos ecológicos o ambientales, se centran en gravar a los individuos o empresas que realizan actividades que dañan el medio ambiente o que planean llevar a cabo actividades con potenciales efectos negativos al entorno. No es nada nuevo, en México y en San Luis Potosí ya se cobran esta clase de impuestos. Por ejemplo, si se adquiere un automóvil nuevo debemos de pagar el ISAN (impuesto sobre automóviles nuevos), además del impuesto sobre tenencia de vehículos; así como existe el IEPS, que es el impuesto especial sobre producción y servicios a las gasolinas y diésel, plaguicidas y carbono.

 

Se nos ha informado que el nuevo gravamen será aplicado a las industrias que tienen emisiones a la atmósfera. Dada la falta de equipo y personal calificado en la Secretaria del Medio Ambiente y Gestión Ambiental (SEGAM), el único camino que les queda a las autoridades es el de recurrir a los datos manifestados en la Cédula de Operación Anual (COA), que es un mecanismo de reporte de las emisiones, transferencias y manejo de contaminantes, que derivan de las obligaciones fijadas en la Licencia Ambiental de Funcionamiento para los establecimientos industriales de jurisdicción estatal y se presenta por establecimiento industrial.

 

Si bien las emisiones a la atmósfera generadas por la industria son una muestra clara de las condiciones de deterioro ambiental, no debemos de olvidar que en la zona conurbada de San Luis Potosí-Soledad de Graciano Sánchez, el mayor deterioro de las condiciones atmosféricas lo da la gran cantidad de vehículos que circulan por nuestras calles, así como las ladrilleras. Pero, en fin, ya determinaron que las industrias deberán de pagar una cuota por toneladas emitidas de contaminantes, aunque ese pago esté muy por arriba de lo que se cobra en otros estados.

 

Las condiciones de deterioro ambiental de San Luis Potosí no sólo se deben a la generación de residuos de diferente índole, o a la tala inmoderada, o la caza furtiva. El atraso y deterioro es resultado de tres sexenios, más lo que va de este, marcados por la incapacidad y la apatía de las llamadas “Autoridades ambientales, estatales y municipales”, ya que su nombramiento tan sólo ha obedecido a compromisos de campaña.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP

RAMÓN ORTIZ AGUIRRE

ramon.ortiz.aguirre@gmail.com

Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.

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